Un maestro mezcalero es el artista detrás del mezcal, es la persona que sabe la receta a la perfección y conoce los secretos detrás de cada producción de mezcal. En las comunidades mezcaleras, hacer mezcal es una labor que se aprende casi siempre por herencia, pues desde pequeños los niños saben que el mezcal es parte importante de su cultura, de su comunidad y de su tradición. Las fechas importantes se celebran con mezcal e incluso en su nacimiento hubo un primer encuentro con él, aunque ellos aún no lo sabían. Los pequeños crecen entre las idas y venidas a las plantaciones de agave, aprenden del cuidado y el respeto por la naturaleza, especialmente por esa planta sagrada que es el maguey. Poco a poco van aprendiendo de la tierra, de sus ciclos y de sus tiempos. En el palenque, pueden verse entre el juego y las risas, a niños ayudando a sus padres, descubriendo las tahonas, observándolas y aprendiendo como funcionan, dejándose sorprender por los sonidos de una fermentación en proceso, encontrando la diversión en una barrica de madera o probando por primera vez el dulzor de una piña cocida. Sin saberlo, están comenzando a afinar sus sentidos, a desarrollar sus habilidades y a reconocer lo que después será su legado, el mismo que cuando crezcan heredaran a las generaciones venideras. Es interesante pensar que, de la curiosidad característica de un pequeño, nació un mezcalero, un nuevo guía para los que vienen y un nuevo artesano del mezcal. Y es que si algo tiene el mezcal artesanal y ancestral es ese arraigo a las tradiciones, a las raíces y a las costumbres, mismos que desde siempre han acompañado a los maestros mezcaleros.